Por lo general, SEA.AI detectará todos los objetos que se encuentren en la superficie del agua o por encima de ella, independientemente del material del que estén hechos (madera, acero, plástico, materiales orgánicos, etc.).
SEA.AI puede ver hasta el horizonte. El alcance real de detección depende del tamaño del objeto, del modelo SEA.AI y de las condiciones ambientales.
SEA.AI no sólo detecta, sino que también clasifica objetos. Esto significa que SEA.AI sabe qué es realmente un objeto: una boya, un contenedor, un velero, una lancha motora o un gran buque. Si SEA.AI no está segura, clasificará un «objeto desconocido».
Sí, SEA.AI consta de cámaras térmicas y en color, por lo que puede ver durante la noche. Incluso en situaciones de mal tiempo, las cámaras térmicas podrán rendir mucho mejor que el ojo humano. Teniendo en cuenta que la tripulación suele estar timoneando, navegando o simplemente ocupada con otras cosas, SEA.AI seguirá vigilando y actuará como el «barquero» en lo alto del mástil, dando la alarma cuando aparezca un peligro potencial.
SEA.AI incorpora una IMU (Unidad de Medición Inercial). La IMU ayuda a SEA.AI a saber en qué dirección y con qué aceleración se mueven las cámaras y la embarcación. Como segundo punto de referencia para la estabilización de la imagen y la compensación del movimiento, SEA.AI utiliza la detección del horizonte basada en IA. Esta es la razón por la que SEA.AI también funciona con mala mar.
Dado que SEA.AI suele montarse en el punto más alto de la embarcación (en los veleros se monta en el tope del mástil), puede ver por encima de las crestas de las olas. En general, las olas influirán en el cabeceo y balanceo del barco, y a la tripulación le costará identificar incluso los objetos cercanos. En cuanto el barco cae en la depresión de una ola, normalmente es imposible ver detrás de la siguiente ola. La altura de montaje ya hará que SEA.AI sea mucho más fiable de lo que puede ver un tripulante.
